Por Rubiela Aguirre de Rodríguez*
Cuando se dice que un niño no lee bien, esta afirmación puede referirse a diferentes cosas, la mayor parte de las veces, quiere decir que:
1) el niño no ha aprendido a leer mecánicamente, esto es, no decodifica correctamente;
2) que al leer, el niño sólo da razón de algunas palabras aisladas sobre lo leído y en el mejor de los casos se piensa que el niño al leer no comprende.
3) De manera similar, al afirmar que un niño no sabe escribir, casi siempre se habla de la apariencia de lo escrito, esto es, no usa letra con buena forma y bonita;
4) en otras ocasiones se habla de la escritura como copia incorrecta, pero en muy contadas ocasiones, se piensa en su contenido o mensaje escrito.
Evidentemente estas interpretaciones guardan estrecha relación con la concepciones de lectura y de escritura que se manejen.
Antes de juzgar el desempeño de los alumnos al leer y escribir, tendríamos que empezar por preguntarnos qué entendemos por lectura y escritura.
- Si se entiende por lectura la construcción del significado o la decodificación de sonidos.
- Y, por escritura, la expresión del pensamiento por escrito o la letra con buena forma, para poder luego observar e identificar qué es lo que hacen aquellos niños que no leen y escriben correctamente.
Hoy día se han producido suficientes investigaciones para demostrar que : La lectura es más que una simple actividad de decodificación, si se la entiende no como un proceso mecánico en el que primero se aprende a identificar y nombrar bien cada una de las letras para luego, al unirlas, pensar qué dicen, sino como un proceso en el cual el lector, a medida que se enfrenta al texto escrito, va construyendo el significado intentado por el escritor, utilizando para ello, tanto los conocimientos que posee sobre el tema, las pistas que le brinda el texto, como una serie de estrategias y operaciones mentales que ponen en marcha al leer.
La lectura encierra pues, una serie de operaciones indispensables, todas para la elaboración del significado, tales como: reconocimiento de la información, relación de dicha información con la almacenada en la memoria semántica del lector, activación de los significados semánticos, realización de distintos tipos de relaciones entre las partes del texto, construcción del significado global o macro estructura, entre otras. Todas estas operaciones intelectuales hacen de la lectura una actividad compleja.
Si se piensa en la complejidad de la lectura, se puede deducir que su aprendizaje también lo es.
Las personas no tienen necesidad de identificar y clasificar las letras individuales para comprender las palabras, sino que al ver la palabra escrita se alude directamente al significado. En consecuencia, los especialistas en lectura recomiendan no reducir la enseñanza de la lectura a la identificación de sonidos, ni convertir la enseñanza de la escritura en sonidos, porque de esta manera no se ayuda a clarificar su significado.
Los problemas de lectura y escritura pueden tener muchas razones, por ejemplo, a las deficiencias del lenguaje oral, al cual recurren los niños al escribir, pues su dominio supone el darse cuenta de que los grafemas representan categorías de sonidos y eso es realmente complicado.
Otra de las explicaciones se refiere al hecho de que los alumnos que leen en forma muy apegada al texto, lo hacen porque se centran en la decodificación y descuidan el uso de información de mayor nivel, lo que se traduce.
Los niños no se convierten en lectores gracias a las metodologías, según Smith (1999):
"Los niños aprenden a leer cuando las condiciones son adecuadas. Estas condiciones incluyen sus relaciones con libros y otros materiales de lectura y sus relaciones con personas que pueden ayudarlos a leer. Las condiciones también incluyen sus propias y únicas personalidades, su autoimagen, su manera de ser, intereses, expectativas y comprensión" (p. 155).
La visión actual sobre la enseñanza de la lectura y la escritura enfatiza sobre la importancia de que los niños hagan sus primeros inicios como lectores y escritores con todos los medios materiales posibles a su disposición, inclusive utilizando el teclado para enseñar a escribir, lo que eliminaría los problemas que para el niño representa el trazado de las letras, centrando así su atención, entonces, en el significado que pretende comunicar.
*http://www.oei.es/fomentolectura/dificultades_aprendizaje_lectura_escritura_aguirre.pdf
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